La reina Margarita de Saboya adoraba las esencias Casamorati hasta tal punto que regaló al fundador su broche de oro en señal de gratitud. A mediados del siglo XX, debido a una crisis financiera, Casamorati se vio obligada a cerrar la fábrica.
Estos perfumes desaparecieron del mercado hasta que Sergio Momo, fundador de Xerjoff, decidió devolver a Casamorati las glorias de principios de siglo.
La colección de perfumes Casamorati combina el máximo lujo y materiales de calidad rindiendo homenaje a la italianidad, el arte y la naturaleza.
El nuevo envase CASAMORATI combina arte y tecnología, diseñado para proteger y preservar la calidad del producto con un impacto mínimo en su futuro reciclaje; por último, pero no por ello menos importante, el menor tamaño y peso del envase repercute positivamente en su envío y en el consumo de transporte asociado.